Colectiva de obra gráfica
La gráfica de Nóvoa a Picasso y de Wifredo Lam a Xurxo Martiño.
Interesante la heterogénea recopilación realizada por la lucense galería Clérigos de obra gráfica de los más variados artistas y de muy diferentes épocas, estilos y técnicas. Considerada normalmente como obra menor, la gráfica despierta en mí sentimientos y apreciaciones encontrados. Por un lado, coincido con la opinión de la mayoría en que la actitud del artista cuando va a realizar una obra destinada a ser reproducida y cuyo resultado final va a contener algunos, por leves que sean, elementos de incertidumbre inevitables en estas técnicas, tiene algo de lúdico, de participación en un juego, que resultaría estar un tanto distanciada de la actitud de esfuerzo concentrado que, aparentemente, se reserva para la creación de obra única.
Es algo que he podido comprobar personalmente en el caso de varios artistas, por ejemplo, al seleccionar las obras que constituirían las pruebas de autor de una serie. Las técnicas de seriación producen un como cierto distanciamiento entre el artista y el resultado de su trabajo. Al examinar con atención y un tanto de curiosidad las pruebas, el artista reconoce al objeto que tiene entre manos como algo propio, pero al mismo tiempo no completamente conocido. Pasea los ojos, e incluso las manos, por la obra para reconocer todos y cada uno de sus detalles. Sin embargo, cuando de obra única se trata, el artista no necesita mirarla ni tocarla para contemplarla al completo en su mente, porque la conoce a la perfección hasta en el más mínimo detalle, que ha quedado exactamente como es su deseo.
Pero, al mismo tiempo y por estas mismas razones, estoy convencido de que la gráfica tiene una gran virtud. Que es la de que sus técnicas ponen de manifiesto quizá como ninguna otra el talento puro del creador de arte, esa capacidad inigualable e inimitable para plantear o resolver, o ambas cosas a la vez, un problema estético. Basta con contemplar el aguafuerte de Braque y el linóleo de Picasso expuestos en esta muestra para entenderlo en sentido profundo: el despliegue de talento en ambas gráficas es abrumador y es puesto, si cabe, más de manifiesto por la propia técnica.
Y no es preciso referirse sólo a las más altas magistraturas del arte del s. XX para hablar de semejante efecto: también son muy buena muestra de ello el grabado de Bernardo Tejeda Pequeño Corazón (2004), la litografía Xipre V de Rafols Casamada y, quizá con mención especial, los extraordinarios aguafuertes de Leopoldo Nóvoa.
La relación de artistas presentes incluye, además de los ya citados, a Anne Heyvaert, J. Vázquez Cereijo, Maruja Mallo, Roberto González, Santiago Catalán, Wifredo Lam, Arranz Bravo, Carlos Díez Bustos, Jesús Otero Yglesias, Luis Moscardó, Rafols Casamada y Xurxo Martiño.
Alvaro Sánchez
26-8-2014
Colectiva de obra gráfica. Clérigos Galería de Arte, Lugo. Hasta el 9-9-2014.
Bernardo Tejeda. Pequeño corazón. Grabado. 2004.
Rafols Casamada. Xipre V. Litografía. 1989.
Leopoldo Nóvoa. EA V-VI. Aguafuerte.
arte contemporáneo
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