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Cristina Iglesias en el Museo de Grenoble, Francia

 

Artista enormemente influyente durante los últimos veinticinco años en el campo de la escultura y con gran reconocimiento internacional, sobre todo gracias a la realización de numerosos encargos monumentales, Cristina Iglesias sigue siendo poco conocida por el público francés. La exposición del Museo de Grenoble constituye así una gran oportunidad para descubrir su obra, plenamente contemporánea y a la vez profundamente arraigada en la cultura española.

 

Nacida en 1956 en San Sebastián, España, Cristina Iglesias, se dio a conocer en el panorama del arte europeo a mediados de los años ochenta. Desde sus inicios su trabajo se basa en formas fuertemente arquitectónicas que se presentan como otras tantas invitaciones a particulares experiencias sensoriales. Sus obras son sobre todo una cuestión de espacio. De espacios a los que enfrentar, a los que contornear; incluso en los que penetrar. Espacios que pueden evocar tanto la naturaleza como la arquitectura, ya ambas se confunden a menudo en sus construcciones híbridas, realizadas con los más diferentes materiales, del bronce al alabastro pasando por el hormigón y el cristal. Obra ambigua, en la que la paradoja se mezcla con el ardid, y que constituye una exploración vertiginosa de un universo paralelo, onírico, en el que la realidad no se separa jamás de la fantasía, donde la verdad es doble, transparente y opaca, dulce y cruel.

 

Para el Museo de Grenoble, Cristina Iglesias ha diseñado un recorrido en torno a un conjunto de obras, realizadas en los últimos quince años, que debería ayudar a comprender las claves de su trabajo, a la vez que permite familiarizarse con la peculiar poesía que emana del mismo. Así se podrán descubrir tanto las monumentales esculturas que se despliegan en el espacio tal que verdaderas construcciones arquitectónicas, obras que se viven tanto como se contemplan, como los trabajos en los que se ocupa del agua, incluidas las extrañas fuentes de interior que son los ‘Pozos’, y los paneles murales serigrafiados sobre seda, cobre y acero, realizados a partir de  fotografías retocadas, que constituyen una relectura y un reflejo de sus propias creaciones.

 

Estas magnas obras están acompañadas por una selección de trabajos sobre papel, que permitirán una aproximación más intimista a su trayectoria.

 

 

La exposición

 

Desde finales de los años noventa, Cristina Iglesias ha realizado varios encargos de carácter público importantes que han versado sobre el tema del agua, asunto que ha tenido un fuerte impacto sobre su trabajo. De hecho, el agua es uno de los hilos conductores de esta exposición. La muestra se inicia, en la primera sala, con ‘Aquarium III', una maqueta de  ‘Estancias sumergidas', una obra instalada en el Pacífico, cerca de la costa mexicana, en 2010. Reproducida aquí en menor tamaño, se compone de un entramado de celosías, los famosos muros-pantalla que la artista desarrolló a finales de los noventa y con los cuales crea espacios abiertos, cerrados e intermedios. En paralelo a esta obra, un conjunto de dibujos preparatorios ilustra cómo la artista se aproxima hasta acabar apropiándose de su universo formal.

 

Las dos salas siguientes muestran obras sobre el tema del muro-pantalla, comenzando con ‘Muro’, la escultura más antigua de la exposición, que aparece como una "primera idea" de "Celosías y Pabellón suspendido IV ' un pequeño espacio constituido por pantallas de hilo metálico trenzado, cuya estructura de rejilla contiene un extracto de un libro de Arthur C. Clarke. Fuertemente iluminada, este habitáculo suspendido, flotante, proyecta sombras cinceladas que sugieren, por azaroso juego lumínico, letras e incluso palabras. Lugar precario y enigmático, este 'Pabellón suspendido’ semejante a una nasa tiende una trampa a la mirada y a los cuerpos de la que es difícil escapar.

 

Continuando adelante,  un ruido de corriente atrae y conduce a ‘Pozos I’, la primera escultura de Cristina Iglesias realizada con agua. A primera vista no es visible nada más que un bloque cúbico de piedra negro. Sólo inclinándose por encima se descubre un laberinto de ramas y raíces de bronce, que poco a poco el agua va recubriendo. Una vez lleno el pozo, el líquido elemento se retira lentamente, descubriendo lo que había sepultado. Este ciclo, continuamente repetido, introduce al espectador en una suerte de ritmo hipnótico, propicio a las ensoñaciones, particularmente sobe los cuatro elementos... Otra evocación acuática, de las paredes cuelga una serie de serigrafías sobre seda de color nacarado realizadas a partir de vistas  de una de las maquetas de ‘Estaciones sumergidas'. Visiones soñadas de fondos marinos, con iridiscencias de conchas, en las que se inmiscuye subrepticiamente el fantasma del capitán Nemo.

 

La siguiente sala da paso al despliegue de una majestuosa obra de más de diez metros de largo, 'Pasaje II'. Suspendidas del techo, diecisiete esteras de paja trenzada dibujan en el espacio un largo dosel curvo que invita al paseo. Recordatorio de las construcciones efímeras construidas en el verano para filtrar la luz y protegerse del calor, 'Pasaje II' proyecta sobre las paredes y el suelo la sombra de su particular malla, con intrincados motivos geométricos y de letras. Sigue a continuación, como un contrapunto a la inmaterialidad de este espacio de sombra y de luz, un gran políptico de cobre serigrafiado representando otros lugares, vistas fotográficas de arquitecturas imaginarias, cargadas de una inquietante extrañeza.

 

Continuando esta peregrinación virtual hace aparición la segunda obra monumental de la exposición, en la que se invita al visitante a entrar. Esta ‘Habitación vegetal’, especialmente concebida para el espacio del museo, se revela como un verdadero laberinto cuyas paredes tienen la apariencia de un bosque petrificado. Perturbador espacio donde el artificio se mezcla con lo real, donde la naturaleza aparece desnaturalizada, es el lugar de la simulación, del trampantojo, en el que la relación con lo natural desvela sus fundamentos culturales...

 

La sala siguiente acentúa todavía un poco más este sentimiento con 'Pozos XI', una escultura reciente que, siguiendo el mismo principio de ‘Pozos I’, pone en escena el agua. Aquí, a la manera de un arroyo de montaña, el agua cae y rebota sobre diferentes clases de roca… de aluminio, en referencia tanto a la Fontana de Trevi en Roma como a la decoración de las películas de ciencia ficción.

 

La última sala de la exposición acoge sobre sus casi 300 metros cuadrados una vasta instalación 'Celosías’ compuesta por dieciocho paneles de piedra arenisca que contienen fragmentos de los primeros testimonios de la conquista de América por los españoles. A la vez pantalla y biombo, inspirada por las ‘mashrabiyas’ (celosías) de la arquitectura árabe, que permiten el paso del aire y de la luz, pero no de las miradas, forman tanto recintos como huecos, lugares abiertos como cerrados, tan silenciosos como susurrantes.

 

Finalmente, y concluyendo este viaje, en el patio del museo está instalado el 'Pabellón de Cristal', un espacio de vidrio de color verde, en el que el visitante es invitado a entrar y a sentarse. El piso está formado por una rejilla metálica que cubre un suelo mezcla de barro y hojas por el que corre un agua turbulenta. Una vez más, la artista hace vivir al espectador una experiencia contradictoria. Porque si el pabellón aparece al principio como un espacio mágico e irreal, con sus juegos de reflejos y suaves colores, se convierte muy rápidamente en un lugar  inquietante en el que el ensueño deja paso al desasosiego y el placer a la incomodidad.

 

 

La exposición está comisariada por Guy Tosatto, Conservador Principal y Director del Museo de Grenoble.

 

__________

(1) 'Deep Fountain’, Leopold Waelplaats, Amberes, 1997-2006; 'Estancias Sumergidas', escultura bajo el agua en el Mar de Cortés, cerca de la isla de Espíritu Santo, Baja California (México), 2010; 'Tres Aguas, un Proyecto para Toledo', Toledo, 2014.

 

 

Cristina Iglesias

 

Musée de Grenoble

5 Place de Lavalette, Grenoble, Francia

 

Hasta el 31-7-2016

 

 

Imágenes de artículo:

 

Cristina Iglesias. Sans titre (Mur XVIII), 1992 Fer et résine, Vue de l’installation à la Casa França-Brasil, Rio de Janeiro Collection particulière Photo: Sergio Arajo © ADAGP, Paris 2016

Cristina Iglesias. ‘Pavillon suspendu IV’ (Un lieu de tempêtes silencieuses), 2014 Vue de l’installation à l’Ivorypress Gallery, Madrid Photo: Luis Asín © ADAGP, Paris 2016

Cristina Iglesias. ‘Impressions d’Afrique II’, 2002 (détail) Collection particulière Photo: Kristien Daem © ADAGP, Paris, 2016

Cristina Iglesias. ‘Histoire naturelle et morale des Indes (Santa Fe I et II), 2006. Courtesy de l’artiste et de la galerie Marian Goodman, New York Vue de l’installation au Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid Photo : Attilio Maranzano © ADAGP, Paris 2016

Cristina Iglesias. ‘Puits I’ (variation 2), 2011 Collection de l’artiste © ADAGP, Paris 2016

Cristina Iglesias. ‘Dessin préparatoire pour Demeures sous-marines’, 2009 Crayon Conté sur impression photographique 37,5 x 20 cm Collection de l’artiste © ADAGP, Paris 2016

Cristina Iglesias. ‘Demeures sous-marines’, 2010 Œuvre permanente, Basse-Californie, Mexique © ADAGP, Paris 2016

 

Imágenes de portada:

 

Cristina Iglesias, Sans titre (Passage II), 2002. Paris, Centre Pompidou - Musée national d’art moderne - Centre de création industrielle Photo © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais © Philippe Migeat © ADAGP, Paris 2016

Cristina Iglesias. ‘Chambre végétale Inhotim’, 2010-2012. Vue de l’un des corridors intérieurs Belo Horizonte, Brésil. Photo: Pedro Motta © ADAGP, Paris 2016

 

 

Texto e imágenes cortesía de Cristina Iglesias, Guy Tosatto y Musée de Grenoble. Traducción del original francés de Alvaro Sánchez

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