


Patios de luces, 2012.
Hélice, 2012.
Libros, 2012.
Paisaxes tuneadas
Juan Rivas Fernández
Paisajes, arquitectura y suspensión de la credulidad.
Juan Rivas es más narrador que analista. No pretende realizar la analítica del paisaje que contempla con sus ojos de pintor, sino abrir una ventana de nuestra imaginación a un relato visual en el que se contempla un universo concreto de entre los muchos posibles.
La obra de Juan Rivas demanda, además, la participación del espectador o, al menos, su complicidad. Resulta ser, en una época mediatizada por lo digital, interactiva en un ámbito y una técnica que no son digitales, sino que se incardina deliberada, tendenciosamente, en lo análogico para demandar del espectador reacción al planteamiento de arquitecturas imposibles que configuran un paisaje tan fundamentalmente urbano como plásticamente plausible.
En cinematografía se suele emplear la expresión “suspender la incredulidad del espectador” cuando la narración cinematográfica consigue que el espectador suspenda, o deje momentáneamente de lado, sus propias reglas de análisis e interpretación de la realidad para asumir las planteadas por la narración. Naturalmente, tal empresa tendrá mayor o menor éxito en función de la homogeneidad y coherencia de las reglas que propone la narración como sustitutas de las que rigen la vida cotidiana del espectador, y esto en sentido proporcional; de manera que a mayor homogeneidad y coherencia de las reglas propuestas, mayor suspensión de la incredulidad del espectador. Mayor complicidad sería otra forma de decirlo.
De manera similar, aunque justamente al contrario, opera la obra de Juan Rivas al plantear sus imposibles arquitecturas, que proporcionan una dimensión al paisaje, mejor dicho, a los paisajes, que sólo es abordable en cada paisaje con la convicción de que otro mundo es posible, y que ese mundo es posible precisamente haciendo lo contrario de provocar la suspensión de la incredulidad, esto es, profundizando en ella, en la incredulidad; incluso elevándola al cuadrado, si hace falta. Se trata de rasgar los velos que hacen creer que una cosa es buena y válida cuando en realidad es inviable, imposible; por tanto, en última instancia, inaceptable.
Porque, ciertamente, el mundo que queda tras haber desgarrado Juan Rivas el velo de la credulidad refleja en toda su crudeza viviendas como estanterías, habitaciones estrechadas hasta lo inverosímil, con ángulos tan torturados como torturadores; viviendas-cárcel entre las que sobresalen industrias polucionantes, con muros que marcan aquí y allá frecuentes inaccesibilidades, imposibles de franquear salvo con la mayor fatiga de un gran rodeo.
Y todo ello resaltando un riguroso aprovechamiento del espacio, casi se diría que del aire, tan beneficioso económicamente como inaceptable vitalmente. Basta con levantar la vista de lo puramente urbano para percatarse de ello. Paisaxes tuneadas lo deja bien claro.
Alvaro Sánchez
26-8-2014
Espacio 48 galería de arte. Santiago de Compostela. Hasta el 30-9-2014.
(Imágenes cortesía de Juan Rivas Fernández y Galería Estampa (Madrid)
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