Inauguración mañana sábado 12 horas
TOATREE (To a Tree)
Hans Andersson, Nanna Nordström y Joao Queiroz
F2 Galería
Doctor Fourquet, 28. Madrid
Hasta el 19-7-2019
En el temprano poema ‘To a Tree’ de Elizabeth Bishop, el árbol deja su estatus de entidad representable y estática, para asomarse a un interior doméstico. Esta imagen relacional entre cultura y naturaleza, puede servir como símbolo de aquel fin de la pintura como ventana, su cambio a muro, a registro gestual, o a elemento de una escena. Las permutaciones funcionarían como un resorte conceptual, en un ámbito contemporáneo no exactamente amigable para el lienzo.
El director de teatro Aurélien Lugné-Poë fundó en 1893, en un contexto simbolista, el Théâtre de L´Oeuvre como reacción al naturalismo. Su pretensión era alejarse de una ilusión de realismo para potenciar las posibilidades de la palabra, en la que el escenario se convertía en un misterioso enviroment donde actores y decorados pintados convivían. Para ello contrató a algunos artistas entre los que se encontraban Henri Toulouse-Lautrec, Pierre Bonnard o Maurice Denis.
Los préstamos y coqueteos entre ambas disciplinas son dispares y constantes. Recordemos a Valle-Inclán como teórico de la pintura simbolista, o a Eugène Ionesco interesado por la obra de Pol Bury. Todos ellos encajarían en un catálogo de posibilidades, que acabaron recogidas en exposiciones como Mise en Scène: Theater und Kunst, que tuvo lugaren la Grazer Kunstvereina finales del siglo pasado.
‘TOATREE (To a Tree)’ reúne a tres artistas en torno a ligeras salpicaduras de lo teatral en lo pictórico, que contribuyen a la pervivencia del segundo en el ámbito de lo contemporáneo. En sus propuestas encontramos, además del registro de una acción, la elaboración de una escena en la que entran en juego factores externos e incontrolables por el autor, la activación de las cualidades escenográficas de la galería, o la capacidad transformadora del espacio desde la obra, donde cada pieza puede ejercer como background de las restantes. Al mismo tiempo, el cuerpo del espectador establece un circuito de conexión entre las obras, activando el espacio (como el espectador hace en el teatro), y la ficción.
Hans Andersson contribuye a la creación de una atmósfera ilusoria a partir de sus llamados "estampados del caos". No pone nombre a sus obras, una de las razones por las que han sido vistas como escenografías. Cada pieza es una comunidad de elementos aislados, con la que el artista investiga en lo accidental, en las posibilidades espaciales de lo no impecable, en una arqueología que cruje.
Nanna Nordström provoca una experiencia física y temporal a través de lo instalativo, como una suerte de malabarismo de distancias y proximidades que se sitúa en el límite entre el texto y el lenguaje visual, y que la artista asocia al cuerpo, aplicándole características similares a las de un personaje. Sus obras certifican, a través de unas posibilidades de vistas de la galería, que el espacio de la obra y del espectador es compartido.
En el trabajo de João Queiroz están muy presentes nociones como el límite, el pasaje, o el obstáculo. La versatilidad de la encaústica hace de la obra un territorio para la acción, posibilita el control del descontrol, delimitando el desconcierto de velocidades. El soporte tradicional actúa como un documento para el registro del trazo, así como para fijar el movimiento del cuerpo en el estudio.
Entre dispersión, distribución, armonías y disonancias, la comprensión final de las versiones de la sorpresa de ‘TOATREE (To a Tree)’ es una dramaturgia sin telón, para que el árbol pueda asomarse a una ventana.
Francisco Ramallo
Texto e imágenes cortesía de F2 Galería.
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