Gregorio Vigil-Escalera escribe sobre la serie ‘Mestizos: de Aponte a Belkis Ayón’ del pintor Felipe Alarcón (y V)
Si tenemos en cuenta todos estos antecedentes, entenderemos que el mestizaje es uno en el otro, uno a través del otro, que se encuentran y en virtud de ello se transforman en otro.
Por lo que, como señala Richard Wollheim, tan importante como la contribución perceptiva es la contribución afectiva o emocional, y que en este supuesto todavía es más esencial, pues arrastra consigo ingrediente biológicos, sociales y culturales.
El mismo Lafargue, autor del “Derecho a la pereza” y yerno cubano de Carlos Marx, decía que llevaba en las venas la sangre de varias razas de hombres que habían sido esclavos.
Él es uno de ellos y de muchos más, si bien el artista solamente ha registrado y retratado a cien grandes protagonistas de la historia de Cuba y de la encarnación mestiza, más sería ya una tarea imposible.
Bien es cierto que el sector musical agrupa a una gran mayoría, tales como los Valdés, Rubalcaba, Milanés, Fraile, Rivero, Pérez Prado y muchísimos más.
En el terreno de las artes plásticas hay sobresalientes creadores de enormes valores, especialmente Cárdenas, Mendive y Belkis Ayón, aunque el más eminente de todos ellos es el chino Lam, el cual sentía, cada vez que iba a Cuba, la llamada de la inspiración, la que le sirvió para crear una auténtica simbiosis de la magia africana y el embrujo antillano, derivando en una verdadera mitología ancestral que quedará como un emblema de eterno futuro.
Por lo que se refiere al ámbito literario, reúne también una gran representación de figuras insignes, que van desde “Plácido”, pasando por Nicolás Guillén, Baquero, Padura, Morejón, hasta la inclusión de muchos otros.
Respecto al campo deportivo, se encuentran representados, habiendo algún otro, los peloteros Oms, Dihigo, Mesa y Linares.
Y no puede faltar en este recuento, a políticos como Juan Gualberto Gómez, sindicalistas como Aracelio Iglesias, líderes obreros como Lázaro Peña y el gran héroe de la lucha independentista y del movimiento mestizo, Antonio Maceo y Grajales, general del ejército libertador.
Tal empresa, que quedó fijada de esta manera en esta secuencia de composiciones, ha requerido una gran dedicación del talento del artista además de una determinada intuición y un plan muy bien clarificado, sin que por ello se prive de insertar la sorpresa, el cálculo y el azar.
También se hace evidente por parte del autor una tendencia esencialista de compromiso humano y tono público, lo que es lo mismo que su preferencia del hombre esencial reflejado dentro de un fondo universalizado.
Es así como Felipe Alarcón ha invertido todos sus recursos y energías en glosar un homenaje y reconocimiento a los mestizos desde sus raíces, a su evolución desde sus orígenes y a lo que poco a poco será una epifanía de futuro, pues todos, y hasta las propias ciudades de cualquier continente, somos mestizos. Cierto que para algunos una ciudad no es en sí misma mestiza, ya que el mestizaje surge más bien de la manera de recorrerla, de un modo plural de vivirla y habitarla. (Imágenes cortesía de Felipe Alarcón)
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